En medio de la crisis económica y sanitaria, Chile sigue trabajando por un futuro energético más verde

Entrevista publicada por el Portal Digital de Noticias "El Fénix".

Respecto al porcentaje de generación eléctrica, el objetivo que se fijó para el 2050 es que a nivel nacional al menos un 70% se origine en base a energías renovables; según las cifras del Informe de Seguimiento de Política Energética 2050, el avance se sitúa entre un 40-50%Los datos indican que en 2018 esta generación fue más del doble que la registrada en 1996, lo que se traduce en un aumento de 113% (es decir, un promedio anual de 5%).

En relación a lo anterior, el jefe de la División de Prospectiva y Análisis de Impacto Regulatorio del Ministerio de Energía, Carlos Barría, señaló que “efectivamente podemos ver que esa meta no solamente se cumplirá, sino que se realizará antes; nuestros últimos estudios muestran que ya el 2030 tendremos cerca del 80% de energía renovable en nuestra matriz de producción de energía eléctrica”.

En cuanto al presente y futuro energético de Chile, Carlos Barría  afirma que “actualmente las energías más efectivas, eficientes y económicas que se están  instalando en el país y el mundo son las tecnologías solares, especialmente la fotovoltaica, y también las tecnologías eólicas”. La investigadora del Centro de Derecho Ambiental de la Universidad de Chile, Pilar Moraga Sariego, concuerda en este punto: “El potencial de Chile es claramente solar, eólico y geotérmico, y en este sentido tenemos una ventaja infinita en comparación con otros países”. A nivel nacional, en diciembre de 2019, de los 6.782 GWh de generación en los “sistemas eléctricos mayores”  las principales tecnologías ERNC (Energías Renovables No Convencionales) fueron la solar fotovoltaica (47,3%) y la eólica (32,7%).

¿Será la crisis económica y sanitaria un obstáculo?

De acuerdo a Carlos Barría la respuesta es clara: “Todos los compromisos del gobierno y, al final, del Estado en términos de reducir las emisiones de gases efecto invernadero no se verán afectados por la contingencia, porque son medidas, acciones y compromisos de mediano y largo plazo”.

El disrruptivo panorama global y local que surgió a causa de la pandemia del Covid-19, creó preguntas acerca de los posibles efectos negativos sobre el trabajo que se realiza para seguir avanzando en desarrollar una industria más verde. Y en este sentido, el análisis de Pilar Moraga es una crítica contundente al argumento de que, en este contexto, el retroceso es inevitable: “Si la crisis sanitaria y la recesión económica implicarán postergar los objetivos ambientales, será la falacia más grande que podamos escuchar; eso simplemente es falta de creatividad y no ver que la reactivación económica se puede hacer a través de un desarrollo sustentable. Lo que no podamos hacer ahora en términos de reactivar la economía respetando al medio ambiente, lo pagaremos diez años más tarde y mucho más caroNo veo cómo no pensar reactivar la economía en términos sustentables, porque la contaminación genera costos; en Chile fallecen 5 mil personas al año por la contaminación atmosférica”.

Asimismo, Carlos Barría tiene una visión optimista y factual en cuanto al desarrollo de una industria acorde con los objetivos y compromisos climáticos: “Nuestros números indican que los beneficios que producen [las energías renovables] son mucho más que las inversiones necesarias, por lo tanto, la carbono neutralidad genera beneficios para el país”.

El futuro energético

Según los comentarios de Carlos Barría, Chile se perfila como un ejemplo de estudio en el exterior, especialmente en Alemania con quien el país mantiene diversas relaciones en materia energética y medioambiental: «Ellos ven a Chile como un modelo que logró resolver una problemática a través de un acuerdo público/privado/voluntario, en un país donde la participación de la energía térmica a carbón es cerca del 40%; entonces hablamos de que en 20 años vamos a cambiar el 40% de la matriz de generación eléctrica”.

Al potencial de Chile respecto al desarrollo de energías renovables, como la solar y la eólica, se suma el hidrógeno; un combustible limpio que puede ser utilizado en motores y turbinas que actualmente funcionan con diesel.  Así, Barría explicó: “Estamos trabajando fuertemente en el hidrógeno; un combustible limpio en la medida que se produzca a través de energía renovable y que resulta de la electrólisis del agua, es decir, poner electricidad al agua, separar las moléculas de oxígeno e hidrógeno y, de esta forma, ese hidrógeno se convierte en un combustible”.

Desafíos y proyecciones

Para la académica Pilar Moraga el mayor desafío vigente es alcanzar la carbono neutralidad para el 2050. «Desde la óptica energética es muy relevante para nuestro país, puesto que el carbón es el mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, a pesar de ser mínimas en términos globales». Efectivamente, el preludio de la Política Energética 2050 en Chile (2014) perfiló al carbón (41%) como la energía base en la generación eléctrica, dejando atrás a la hidroelectricidad (34%) como principal fuente renovable, seguida por la eólica (2%) y la solar (1%).

En relación a lo anterior, tanto para el Estado como para los investigadores la carbono neutralidad es un objetivo clave. Carlos Barría señaló que «al 2024 se cerrarán diez centrales termoeléctricas y eso equivale a más de 1.000 mega watts de capacidad instalada». A partir del 2024 y hasta el 2040 existe un plan de desarrollo que se actualizará cada cinco años. No obstante, en este punto Pilar Moraga advierte: “Lo que nosotros hemos estudiado últimamente es la necesidad de reformas legales para alcanzar la carbono neutralidad, porque no basta solo con tecnologíasla urgencia de la respuesta es tan grande que es necesario empujar al sector privado y a todos los actores a adoptar acciones y medidas y, para esto, el marco legal es fundamental”.

La investigadora subraya la relevancia de contar con reglas oficiales. “En nuestro país, para el cierre de termoeléctricas no tenemos ningún instrumento jurídico que permita que una política de este tipo, impulsada por el presidente, se lleve a cabo. [Por esto] el cierre de termoeléctricas se trató entre el Ministerio de Energía y las industrias, cuyas negociaciones terminaron en acuerdos voluntarios entregados a la buena fe y voluntad de las partes”.

Si bien actualmente se discute en el congreso el proyecto de Ley Marco Cambio Climático, Pilar Moraga advirtió que «la discusión de esta normativa puede ser un gran paso, y digo puede porque es condicional al contenido que tenga esta ley. Hasta el minuto el proyecto fija como objetivo la carbono neutralidad y ciertos instrumentos, pero aún no sabemos a qué, en concreto, se está obligando a los sectores”. Como solución a ese vacío reglamentario, Moraga agregó que “una manera de hacerlo es definir cuáles son las metas sectoriales en esta ley y cuáles son los instrumentos que van a definir o permitir la implementación para el cumplimiento de estas metas”. 

En definitiva, Chile está cumpliendo los objetivos de la Política Energética 2050 y trabaja para lograr el desarrollo de energías verdes. Ahora bien, respecto a la carbono neutralidad que se comprometió ante organismos internacionales, existe divergencia en cuanto a cómo se pacta la retirada de la industria termoeléctrica. Para la investigadora Pilar Moraga es urgente la creación de instrumentos jurídicos que aborden la carbono neutralidad, pero Carlos Barría aplaude que estas negociaciones sean voluntarias y no una obligación legal: “Lo más destacable es su aspecto voluntario/ público/privado. En este sentido, por ejemplo, Alemania hizo su plan por ley y actualmente discuten cuándo el Estado se va a hacer cargo de financiar, de alguna forma, el retiro de centrales a carbón y cuánto les tendrán que pagar, porque los generadores en Alemania dicen ‘esto es casi una expropiación; entonces páguenme esta expropiación’. En cambio en Chile, el Estado no les dará ni un peso a las compañías que tienen centrales termoeléctricas”.

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