Alegría y ansiedad reflejaban las caras de los 193 integrantes de la generación 2010 que vivieron su ceremonia de egreso recientemente. Una instancia organizada por ellos mismos para celebrar la culminación de una etapa.
El momento lo compartieron con autoridades de la Facultad, un grupo de académicos elegidos por ellos para entregar los simbólicos diplomas, además de familiares y amigos.
También seleccionado por los egresados, a cargo de pronunciar el discurso en representación de los docentes estuvo el profesor del Departamento de Derecho Procesal, Davor Harasic.
Sus primeras palabras las dedicó a los padres de los jóvenes. “Aquí concluye gran parte de una tarea de toda la vida”, les dijo. Posteriormente destacó el especial hecho que marcó a la generación 2010 antes de su ingreso a la Facultad: el terremoto del 27 de febrero. Y, posteriormente el rol que les correspondió en las demandas por una reforma educacional.
Los llamó, como personas formadas en una Facultad que “hunde sus raíces y casi se confunde con las de la República”, a cultivar la impronta de servicio público y de respeto por la idea contraria. “Todos estamos obligados a no excluir a nadie”, les dijo.
Egresados
A través de Sebastián y Victoria Galleguillos, los egresados también entregaron un mensaje cercano. En primer lugar, destacaron el significado simbólico de la ceremonia, que permite esperanzar a sus padres sobre la ansiada titulación.
Agradecieron a sus académicos por las experiencias, más allá de los conocimientos entregados, y a sus pares. Se propusieron, además, dotar al Derecho de un rostro más ameno, construyéndolo también con la mirada de otras disciplinas, como la literatura, entre otras.
Decano
Tras la entrega del simbólico diploma de egreso, el decano (s) Álvaro Fuentealba felicitó a los egresados por culminar lo que, quizás, será una de las mejores y más bellas etapas de su vida.
Recorrimos estos cinco años un camino paralelo, les señaló. Mientras ustedes ingresaban, me correspondió recibirlos como director de Escuela del Decanato del profesor Roberto Nahum. Y hoy, por circunstancias que no buscamos pero que asumimos con mucha responsabilidad, los despido como decano(s), labor que en unos días más asumirá el profesor que concite el respaldo de sus pares en las elecciones del 8 de abril.
Destacó, junto con el ambiente de diversidad en el que se formaron y donde todas las ideas son aceptadas, el interés y participación para lograr una educación pública de calidad, paralelamente al trabajo de formarse como profesionales, pero sin mermar el rigor y la excelencia. En ese contexto, acotó que “el espíritu que tenemos las personas que hemos servido a la Facultad estos años nos mueve a la defensa de esos principios que también son partes de una universidad nacional y pública que debe estar al servicio del país”.
Cerrando su mensaje, les invitó a “poner sus dones e inteligencia al servicio de la sociedad”. La formación que les entregó la Facultad, agregó, les da la posibilidad de elegir.