"Sin Historia" Sofía Correa

Por primera vez en 200 años, se ha suprimido la enseñanza de la Historia, al final del ciclo escolar. En tercero y cuarto medio habrá seis asignaturas obligatorias donde no está Historia. También existe un Plan Electivo en el que sólo si el alumno decide no tener formación religiosa, se le ofrecerá sea, Historia/Geografía/Ciencias Sociales, o bien Educación Física/Salud, o Artes. Nada asegura que pueda estudiar Historia. Existe además un Plan Diferenciado con tres áreas, en una de las cuales se sitúa Historia, Geografía y Ciencias Sociales, junto a Filosofía y a Lengua y Literatura; los establecimientos escolares están obligados a ofrecer anualmente seis electivos de dos áreas. Es decir, es perfectamente posible que nunca se ofrezcan electivos en el área donde se encuentra Historia. Si se ofrecieran cursos en esta área, no será necesariamente de Historia, sino en las otras asignaturas que la componen (por ejemplo, un taller de Literatura, un curso de Economía, y otro de Estética). No queda duda: el estudiante chileno podrá cursar tercero y cuarto medio sin haber tenido clases de Historia.

La enseñanza de la Historia se asegura solo hasta segundo medio. Con eso sería suficiente dicen ministra y subsecretario, pues así se cubren “todos los contenidos de historia”. Sorprendente afirmación. ¿Las más altas autoridades del Ministerio de Educación nunca se enteraron que nadie en su vida podrá cubrir el conocimiento de toda la Historia? ¿No se les informó que la enseñanza de la Historia no consiste en “pasar contenidos”?

La Historia, obviamente, no se trata de un cúmulo de información sino de una forma de pensar, de mirar la realidad. Implica reconocer que más allá de unos datos precisos, la riqueza de la Historia está en la interpretación, en las preguntas que el presente le hace al pasado. Las distintas respuestas que de su estudio surgen, difieren y coexisten enriqueciéndose, dando espacio a una convivencia plural entre distintas perspectivas, que se enriquecen en su diversidad. La historia tiene pues una especificidad en la formación intelectual de la ciudadanía, que es irremplazable, e indispensable para crear una comunidad social unida en su diversidad, que acoge visiones opuestas y discrepantes sobre una misma realidad. Agreguemos a lo anterior, que no hay problema en la sociedad chilena, latinoamericana o mundial que no pueda y deba ser mirado en perspectiva histórica. Sean las migraciones masivas, el autoritarismo y populismo latinoamericano, la crisis universitaria, la cuestión mapuche, y tantos más de hoy y del futuro.

Resulta tan evidente que la historia no puede estar ausente del currículum nacional, que ya no queda más que exigir que se corrija el torpe error que se ha cometido al dejarla fuera de las asignaturas obligatorias de tercero y cuarto medio. El nuevo currículum debe ser rediseñado.

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