"Legitimar el sistema penal: menos frases para galería y mejor litigación por la comunidad" - Ernesto Vásquez

Algunos llevamos varios lustros tratando de legitimar el sistema penal y vemos con desazón que poco se avanza en el parlamento en temas que apoyan esa labor, desde el fortalecimiento en seguridad, creación de una Academia o posibilidad de influir en la formación de los futuros abogados, coartada para fiscales y se ha preferido con ignorancia supina, dejar el camino libre a una visión única.

Hemos dado millares de charlas para dar a conocer que el único camino razonable es el derecho, pero la morbosidad de la noticia se ha usado para enganchar con la publicidad que vende más que informa. Los medios, parecen tener una directriz de que hay noticia si hay escándalo.

Muchos critican la defensa penal pero si se trata de uno de los suyos quieren al mejor abogado. En un país civilizado la defensa letrada apegada a la ética, legitima la acción estatal. La mayoría de los Jueces es gente razonable. El tema creemos, es que la caja llamada televisión, ha hecho de la excepción la regla, muestra un caso cada día que sobrepasa los estándares lógicos, como si la obra humana fuese perfecta y olvidan los millares de individuos que pasan a audiencias de control de la detención y que las cárceles están atiborradas.

Es obvio que debemos interactuar mejor entre policías, fiscales y comunidad; buscando entregar el insumo probatorio adecuado. Un comunicador no puede quedarse en el caso morboso sin exponer la magnitud del tema. La delincuencia es un fenómeno mundial y enfrentarlo es complejo, empoderar a los ciudadanos para ello es la ruta correcta, sin olvidar la prevención. También –y lo he sostenido hace varios años- es menester buscar nuevas fórmulas de participación de la comunidad en el proceso penal.

No es descartable que sean ellos, los que se pronuncien –como jurado- en los hechos más graves y sea un juez letrado el que aplique el derecho. Nuestra sociedad ha exacerbado derechos por sobre deberes. Hay sujetos que pretenden vivir a costa del resto, al sinvergüenza nunca le faltarán argumentos para justificarse. Pero también existen notables ejemplos. En efecto, en varias ocasiones pude interactuar con el Capitán Torres, (Buzo experto que hace algunos días salió en la televisión por el caso Tailandés). Llegó a ser reconocido luego de un largo proceso; nada es instantáneo y el fin no justifica los medios. Tomarse un establecimiento, quemar sus dependencias o golpear a una maestra; son cosas que nos deben alertar como sociedad. Nada se aprende en la calle, mutando el uso de la violencia como moneda de intercambio democrático.

El Capitán Torres creó una entidad (“Sumergidos”) para ayudar a personas discapacitadas a salir adelante y sentirse libres. La verdad es que mis charlas gratuitas dadas por décadas eran simplemente la nada, frente a lo que hacía este servidor público. Su ejemplo fortalece, para insistir en este apostolado jurídico: legitimar el proceso penal. Le robé una frase al Capitán: "Hay que ser perseverante, si actuamos con valores y con una sola línea, los frutos positivos llegarán".

Cada vez que nos levantamos, tenemos dos posibilidades: Mirar el futuro con optimismo como el Capitán Torres o con pesimismo. Algunos, tratan de mostrar una mantarraya como un pez volador y lo peor, es que otros lo creen. Hoy, si no estás de acuerdo te rotulan que eres de izquierda o de derecha. El rigor y el trabajo parece que son enemigos de la nueva revolución. Lo que en verdad se busca es el juicio vulgar, rápido y vacío; salvo que se trate de alguien "cercano", para ellos, procedimientos especiales y privilegios.

Los medios de comunicación han olvidado también su rol social, no importa a qué costo busquemos la noticia más morbosa para ganar rating y así tenemos más auspicios: es el círculo vicioso de la sociedad. Daño se le hace a las instituciones en un Estado democrático de derecho para cambiar el juicio imparcial y sereno, basado en la razón por el aplauso fácil del "respetable elector que le doy lo que quiere escuchar”.

El parlamento es el lugar donde se debe discutir en base a la razón, no para el rugir del anfiteatro Flavio, aquel coliseo romano donde los gritos de algarabía del pueblo enajenaban la acción del contenido. Hay tanto por hacer en materia de legitimación del sistema penal que perderse en acusaciones poco sólidas le hace mella a la política. Es cierto que quien ejerce un derecho a nadie ofende, pero en democracia los actores poseen un estándar de responsabilidad que deben cuidar.

No siempre la consigna fácil desprovista de contenido es el camino, un líder debe mirar al país en su conjunto. La autotultela está a la vuelta de la esquina y por ello urge legitimar el sistema punitivo como un mecanismo básico para resolver los conflictos. No es posible afirmar con liviandad la ilicitud de un funcionario público en un caso del cual nunca pudo estar en conocimiento.

Un somero análisis de la presentación efectuada para la solicitud de remoción del Fiscal Nacional -inédita en nuestra historia- da cuenta de algunas inconsistencias y precariedades. Esperemos el análisis sereno de la Corte Suprema; pero tendremos efectos multiplicadores negativos, estresar a una novel institución y desenfocarnos hoy, solo ayuda a quienes precisamente no quieren una fiscalía robusta; empoderada para enfrentar a los poderosos, al delincuente que acecha al vecino en el barrio y también al crimen organizado; con una infraestructura digna, con edificios que cobijen la formación de los futuros Fiscales en una Academia; ojalá hayan parlamentarios (gente muy distinguida en su mayoría), para buscar estas otras miradas de cómo ayudar a legitimar el sistema penal.

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