"Desprecio por la Historia" - Alfredo Jocelyn-Holt

Si nuestros gobiernos fueran honestos dirían por qué eliminan la enseñanza de la Historia en los dos últimos años de la secundaria. Explicarían que se trata de una política de Estado autoritaria, transversal, de hace tiempo. En el primer gobierno de Piñera (2011) intentaron rebajar las horas a fin de abultar Matemáticas y Lenguaje. En 2017 repusieron Filosofía aunque quisieron ubicar Historia en la misma “área de aprendizaje” que Matemáticas, Química y Computación (así de confundidos o empeñados en confundir). Luego se desistieron. De hecho, en Teatinos y en el CNED ya ni hablan de Humanidades (desprecian lo que ignoran). Inventan disfraces conceptuales como “Ciencias para la Ciudadanía” o “Educación Ciudadana”, cursos que facilitan cualquier instrumentalización ideológica. Hemos visto cómo bajo Bachelet se avanzó en esa dirección con el Museo de la Memoria, y con Piñera también, con el proyecto de un Museo de la Democracia. Si ni siquiera la dictadura pudo hacer lo que Bachelet y Piñera han logrado: facilitar un espacio de posible adoctrinamiento a nivel escolar encaminado a la praxis.

¿Cómo se explica este consenso? Según Karl Jaspers, porque “las masas necesitan ideas y consignas. Es preciso decirles lo que quieren… La masa es inarticulada, sin conciencia de sí misma, uniforme y cuantitativa, sin casta ni tradición, desarraigada de su suelo, vacía. Objeto de la propaganda y la sugestión, sin responsabilidad, vive en el nivel más bajo de conciencia”. A sabiendas que se la apacienta mediante redes sociales, televisión, y el periodismo ácido-cítrico, los gobiernos no quieren privarse de también concientizarla. Más aún si se sabe que la Historia, digna de ese nombre, no alecciona ni “patrioteriza”. Da cuenta de puntos de vista alternativos y forma conciencias individuales (no masas) críticas. Nada que al Estado, aspirante a normar y monopolizarlo todo, le convenga.

Aun así, ¿por qué gobiernos tan disimiles como los de Bachelet y Piñera podrían consensuarse en crear espacios educacionales politizados? Porque en esta materia son idénticos, porque las instancias de educación ya están politizadas o pueden ser objeto de todo tipo de tomas, no sólo de edificios (¿alguien lo duda?). Estamos en plena polarización ante un espacio hace rato en disputa. Predominando las protestas y a veces las molotov en los patios, se cree posible canalizar el conflicto en la sala de clase oponiendo posturas (lo llaman deliberación). En consecuencia, vamos con “Educación Ciudadana”, no Historia, con la salvedad que la segunda aspira a entender, la otra ¿a qué?

No nos confundamos. El problema no es que no vaya a haber Historia (a ésta ya se la desahució) sino que se la reemplace por una asignatura que se presta para manipular, sin contenidos transparentes. Ni la dictadura lo intentó.

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